martes, 19 de enero de 2010

Imperio etíope







El Imperio etíope, conocido también como Abisinia, fue un reino africano que abarcaba los actuales territorios de Etiopía y Eritrea. En su período de mayor extensión incluía, además, los actuales territorios de Yibutí, el norte de Somalia, el sur de Egipto, el este de Sudán, el oeste de Yemén y un parte sur-occidental de Arabia Saudita. El Imperio tuvo una duración de casi 700 años, desde el derrocamiento de la dinastía Zagüe en 1270 hasta la abolición de la monarquía en 1975. Se le considera el descediente directo del Reino de Aksum, existente desde el siglo IV antes de cristo, razón por la cual fue considerado por algunos como el estado más antiguo del mundo. Fue también el único estado africano, junto a Liberia, que mantuvo su independencia durante el reparto de África por parte de las potencias coloniales europeas en el siglo XIX

Historia

"Restauración" de la dinastía salomónica

Alrededor del año 1270, se estableció una nueva dinastía en el altiplano etíope bajo el rey Yekuno Amlak, quien depuso al último rey Zagüe (Yetbarak), casándose con una de sus hijas. El nuevo monarca se declaró descendiente de los antiguos monarcas de Aksum, los cuales según la leyenda tenían su origen en la unión entre el Rey Salomón y la Reina de Saba, de la cual nació Menelik I. Por esta razón, esta dinastía recibió el nombre de salomónica.
Se estima que fue en esta época cuando se redactó el Kebra Nagast (Libro de la Gloria de los Reyes de Etiopía, c. 1300), texto que reúne diversas tradiciones orales sobre el origen salomónico" de la dinastía, y sobre como Etiopía se convirtió al cristianismo. De este periodo proviene, además, el título de Negus negusti, rey de reyes o emperador, que distingue al soberano de Etiopía. Los reyes de esta dinastía buscaban asegurar la unidad nacional basada en la religión cristiana y en su autoridad por derecho divino.
El reino etíope abarcaba en la época tres provincias principales: Tigré, en el norte, Amhara, en el centro, y Shoá en el sur. La primera sede del negus negusti se encontraba en Ankober, cerca del actual emplazamiento de Adís Abeba. Los reyes más importantes de esta época fueron Amdé Tsion (la columna de Sión), quien reinó entre 1314 y 1344 y realizó varias conquistas en la costa del Mar Rojo, llegando incluso a la Península Arábiga, y Zera Yaqob (1434-1468), celoso guardián de la ortodoxia religiosa, que persiguió con saña a los musulmanes y redactó el Mets'hafa berhan (Libro de la Luz).

Relación con el Reino de Portugal

A finales del siglo XV Etiopía fue visitada por exploradores portugueses, como Pedro de Covilham, quien llegó a la región en 1490, portador de una embajada del rey Juan II de Portugal. Covilham creyó haber encontrado en Etiopía el reino del Preste Juan. A principios del siglo siguiente, el emperador etíope David II envió un emisario a la corte de Portugal y una delegación al Sínodo de Florencia para solicitar ayuda contra los musulmanes. Respondiendo a esta petición, en 1520 una flota portuguesa se adentró en el Mar Rojo y llevó una embajada ante el negus, que permaneció en el país durante seis años.
En 1528 Etiopía fue invadida por un ejército musulmán del Sultanato Adal, comandado por el famoso general Ahmad ibn Ibrahim al-Ghazi. Las tropas de David II fueron derrotadas, y los musulmanes conquistaron buena parte del territorio etíope. En 1540 el negus David II falleció, y su heredero fue capturado por los musulmanes. En 1541 llegó a Etiopía, procedente de la India, una flota portuguesa, que transportaba una fuerza de 400 mosqueteros, bajo el mando de Cristóbal de Gama, hijo del explorador Vasco de Gama. Al principio, apoyados por numerosas tropas etíopes, los portugueses alcanzaron algunos éxitos, pero en agosto de 1542 fueron vencidos por al-Ghazi, en una batalla que donde perdió la vida Cristóbal de Gama. Finalmente, al-Ghazi terminó por ser derrotado y muerto en la batalla de Wayna-Daga, el 21 de febrero de 1543.
Con la expedición de Cristóbal de Gama llegaron a Etiopía los primeros misioneros jesuitas. Uno de ellos, Francisco Páez (1564-1622), llegó a ser un personaje inluyente en la corte del negus, y dirigió la construcción de varias iglesias, muchas de las cuales se conservan en la actualidad. Su actividad misionera logró la conversión al catolicismo de numerosos etíopes e incluso el negus Malak Sagad II se convirtió a la fe romana. Dicha conversión provocó numerosas sublevaciones populares, y la resistencia del clero local. Malak Sagad II proclamó la libertad de elección entre el catolicismo y la fe copta.

Período Gondar

Al asumir al trono Fasilidas el Grande, en 1632, se incia el período Gondar, el cual se prolonga de 1630 a 1769. En 1633 se decretó la expulsión de los jesuitas y comenzó la persecución del catolicismo, como respuesta a los conflictos provocados por la latinización del país. Durante este período el país se encierra en sí mismo, y se traslada la capital a la ciudad de Gondar, en la cual Fasilidas manda a construir una serie de palacios, pues hasta dicho momento los emperadores etíopes vivían en campamentos reales temporales, sin asentarse en forma definitiva en una ciudad. Dicho complejo en la actualidad constituye un Patrimonio de la Humanidad.
Hacia 1637 Fasilidas inicia una campaña militar contra para someter al pueblo Agaw, emplazado en las tierras altas del norte en torno al lago Tana. Ocuapndo el resto de su reinado en repeler las incursiones de los Oromo contra su reino. Del mismo realiza expediciones periódicas contra los Agaw.
No obstante su política de aislamiento, en 1664, Fasilidas envía una "embajada" a la India, para felictar a Aurangzeb, en su ascención al trono del Imperio Mogol. En 1666, luego de que se rebelara en su contra, el Nagus mando a arrestar a su hijo Dawit en Wehni. Reeditando la antigua costumbre de desterrar a los miembros molestos de la familia real, a una zoña montañosa. En 1667 Fasilidas muere.
Acabando con la política aislacionista de sus predecesores, en 1698 Iyasu I "el Grande", recibe al un embajador francés representante de Luis XIV. Consolidó su autoridad sobre la Iglesia copta, siendo asesinado por su hijo Takla Haimanót en 1706, quien asumiría el trono, reinando tan sólo dos años, pues murió a su vez asesinado.
Tras el asesinato de Takla Haimanót llegó un período de gran inestabilidad política en el cual el ejército intervino frecuentemente, entronizando y deponiendo gobernantes, 7 en 24 años. Este período de inestabilidad coincide con la decadencia del período Gondar. Este período finaliza con la ascensión al trono, en 1730, del último emperador del período Gondar, Iyasus II "el Pequeño" siendo aún niño, quien gobernó por 25 años recuperando en parte la estabilidad política. Su madre, la emperatriz Mentewab desempeñó un importante rol en el reinado de Iyasu II, así como en el de su nieto Iyoas. Mentewab se coronó a sí misma como co-gobernante, convirtiéndose en la primera mujer en ser coronada de esta manera en la historia de Etiopía.



Palacio de Fasidillas el Grande en Gondar

La Era de los Príncipes

El período que va desde mediados del siglo XVIII a mediados del siglo XIX, conocido como la Era de los Príncipes, se inicia con la muerte de emperador Iyasus II en 1755, y el consiguiente debilitamiento de la dinastía salomónica.
Es una época caracterizada por los conflictos religiosos entre las comunidades musulmanas y cristianas tradicionales. Paralelamente, es un período de conflicto entre los señores feudales y el gobierno central del emperador, en el cual el poder de la monarquía fue eclipsada por el poder de los caudillos locales. La falta de un poder imperial fuerte favoreció las luchas entre las distintas nacionalidades etíopes.
Los conflictos étnico religiosos, entre los distintos caudillos y príncipes locales (Ras) contribuyeron a alimentar la hostilidad hacia los cristianos extranjeros y los europeos, que persiste hasta nuestros días y fue un factor determinante en el aislamiento de Etiopía hasta mediados del siglo XIX. Este aislamiento fue traspasado por muy pocos viajeros europeos. Uno de ellos fue el médico francés C. J. Poncet, que llego hatsa Etiopía en 1698, a través de Sennar (actual Sudán) y el Nilo Azul. Después de él James Bruce entró en el país en 1769, con el objeto de descubrir las fuentes del Nilo, que estaba convencido se encontraban en Etiopía. Entrando al país por Massawa (en el Mar Rojo) viajó a través de Axum rumbo a Gondar, donde fue recibido por el emperador Tekle Haymanot II.
Los primeros años del siglo XIX se caracterizan por las campañas militares entre el Ras Gugsa de Begemder, y Wolde Selassie Ras de Tigray, que lucharon por el control de la figura del emperador, Egwale Seyon. Wolde Selassie resultó vencedor, y gobernó prácticamente todo el país hasta su muerte en 1816 a la edad de ochenta años.
La coronación de Lij Kassa como emperador en 1855, pone fin a la era de los príncipes. Después de recibir una educación tradicional en un monasterio local, organizó una banda de bandidos que recorrió el país como una suerte de "Robin-Hood" etíope, combatiendo a los caudillos locales. Sus hazañas los hicieron ampliamente conocido entre la población, y su banda de seguidores creció de manera constante hasta convertirse en un gran ejército, lo cual le permitió conquistar numerosas ciudades y regiones del país. En 1855 depuesto el último emperador títere, Wube Haile Maryam, Kassa fue coronado como "Negusa nagat" (Rey de Reyes) de Etiopía, con el nombre de Teodoro II.
En el 1800 la poblacion imperial era de 3 a 4 millones de personas [2] A fines del siglo XIX el imperio etíope tenía cerca de 7 a 11 millones de habitantes, ademas se dice que en Somalia y otras regiones donde la autoridad imperial no era total vivian 2 millones de musulmanes no sometidos.[3]



Embajadores persas en la corte etíope


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