Luis XVI fue ejecutado en la guillotina por conspirar contra la libertad de Francia en 1793. Un grupo de científicos franceses encontró muestras de sangre del monarca guardadas como una reliquia en una calabaza decorada.
| 19/10/2010 |
El 21 de enero de 1793, el rey de Francia Luis XVI fue ejecutado en la guillotina por conspirar contra la libertad de la nación y tras un intento de fuga. Según las crónicas que se conservan de la época, fueron muchos los ciudadanos que subieron al cadalso a mojar sus pañuelos en la sangre del monarca para tener un recuerdo del histórico acontecimiento. Un equipo coordinado por el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Carles Lalueza-Fox ha analizado la sangre procedente de uno de esos pañuelos y ha observado que sus patrones genéticos podrían corresponderse con los del rey galo. Los resultados se publican en la revista Forensic Science International.
Aunque del pañuelo no se conservan restos, los científicos sí han podido analizar la sustancia marrón que durante años ha permanecido dentro de una calabaza. La calabaza, decorada con técnica pirográfica, lleva en posesión de una familia de Bolonia desde hace más de un siglo. El objeto, valorado en 2 millones de euros, muestra los retratos de varios protagonistas de la revolución francesa, como George Danton, Maximilien Robespierre, Camilla Desmoulins, Louis-Sébastien Mercier, Jean Paul Marat, la reina Maria Antonieta o el propio Luis XVI.
“Lo más interesante es posiblemente el texto escrito junto a los retratos, en el que se explica la historia de uno de los testigos de la ejecución. Gracias a este texto sabemos que Maximilien Bourdaloue mojó su pañuelo en la sangre, lo metió en la calabaza y ordenó a un artista parisino, Jean Roux, su decoración, la cual finalizó el 18 de septiembre de 1793”, detalla Lalueza-Fox, que trabaja en el Instituto de Biología Evolutiva, un centro mixto del CSIC y la Universitat Pompeu Fabra. La intención de Bourdaloue era vender la calabaza por 500 francos a “El Águila”, apodo que podría hacer referencia a un joven Napoleón.
Los científicos recuperaron el ADN mitocondrial y el cromosoma Y del individuo. Comprobaron, por tanto, que se trataba de un varón europeo y que sus datos genéticos procedían de linajes difíciles de encontrar en las bases de datos actuales. “El ADN mitocondrial corresponde a un raro linaje N1b, presente en sólo dos europeos de un total de casi 21.000 estudiados. El Y corresponde a un linaje G2a no descrito entre 21.800 europeos analizados”, señala Lalueza-Fox.
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